20 de julio de 2022
La Unión Europea se enfrenta al riesgo de que se produzcan nuevos cortes en el suministro de gas procedente de Rusia. Por ello, la Comisión propone un nuevo instrumento legislativo y un Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas, para reducir el uso del gas en Europa en un 15% hasta la próxima primavera. La Comisión también acelerará los trabajos de diversificación del suministro, incluida la compra conjunta de gas para reforzar la posibilidad de que la UE se abastezca de suministros de gas alternativos.
En consecuencia, el nuevo Reglamento establecería el objetivo de que todos los Estados miembros reduzcan la demanda de gas en un 15% entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023. El nuevo Reglamento también daría a la Comisión la posibilidad de declarar, previa consulta a los Estados miembros, una «alerta de la Unión» sobre la seguridad del suministro, imponiendo una reducción obligatoria de la demanda de gas a todos los Estados miembros. La alerta de la Unión puede activarse cuando exista un riesgo importante de escasez grave de gas o una demanda de gas excepcionalmente elevada. Los Estados miembros deberán actualizar sus planes nacionales de emergencia antes de finales de septiembre para mostrar cómo piensan cumplir el objetivo de reducción, y deberán informar a la Comisión sobre los progresos realizados cada dos meses. Los Estados miembros que soliciten suministros solidarios de gas deberán demostrar las medidas que han adoptado para reducir la demanda a nivel nacional.
Para ayudar a los Estados miembros a realizar las reducciones de demanda necesarias, la Comisión ha adoptado también un Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas que establece medidas, principios y criterios para la reducción coordinada de la demanda. El Plan se centra en la sustitución del gas por otros combustibles y en el ahorro energético global en todos los sectores. Su objetivo es salvaguardar el suministro a los hogares y a los usuarios esenciales, como los hospitales, pero también a las industrias que son decisivas para el suministro de productos y servicios esenciales para la economía, y para las cadenas de suministro y la competitividad de la UE. El Plan proporciona directrices para que los Estados miembros las tengan en cuenta a la hora de planificar la reducción.
En la medida de lo posible, debe darse prioridad al cambio a energías renovables o a opciones más limpias, menos intensivas en carbono o menos contaminantes. Sin embargo, el cambio al carbón, al petróleo o a la energía nuclear puede ser necesario como medida temporal, siempre que se evite el bloqueo del carbono a largo plazo.
Otro pilar importante del ahorro energético es la reducción de la calefacción y la refrigeración. La Comisión insta a todos los Estados miembros a que lancen campañas de concienciación pública para promover la reducción de la calefacción y la refrigeración a gran escala, y a que apliquen la «Comunicación sobre el ahorro de energía» de la UE, que contiene numerosas opciones de ahorro a corto plazo. Para dar ejemplo, los Estados miembros podrían ordenar una reducción selectiva de la calefacción y la refrigeración en los edificios gestionados por las autoridades públicas.
El Plan de Reducción de la Demanda también ayudará a los Estados miembros a identificar y priorizar, dentro de sus grupos de consumidores «no protegidos», los clientes o instalaciones más críticos, basándose en consideraciones económicas generales y en los siguientes criterios:
- Criticidad social – sectores que incluyen la salud, la alimentación, la seguridad, las refinerías y la defensa, así como la prestación de servicios medioambientales;
- Cadenas de suministro transfronterizas – sectores o industrias que proporcionan bienes y servicios críticos para el buen funcionamiento de las cadenas de suministro de la UE;
- Daños en las instalaciones – para evitar que no puedan reanudar la producción sin importantes retrasos, reparaciones, aprobaciones reglamentarias y costes;
- Posibilidades de reducción de gases y sustitución de productos/componentes – la medida en que las industrias pueden cambiar a componentes/productos importados y la medida en que la demanda de productos o componentes puede satisfacerse mediante importaciones.